El Porqué de esta Web

 

«La autoría de Shakespeare»

A principios de 2012 llegó a mis oídos información, según la cual, William Shakespeare podría no ser el verdadero nombre del autor de las obras tal vez más conocidas de la literatura universal. Al parecer existían dudas razonables sobre la autoría de la obra atribuida al famoso personaje de Stratford, que bien podría tratarse del testaferro del verdadero autor.

 El asunto atrajo mi interés y comencé a investigar al respecto. En este tiempo, el misterio que rodea la autoría se ha ido desentrañando. A fecha de hoy subscribo plenamente la célebre frase del renombrado autor y filósofo Henry James:

 Estoy obsesionado con el convencimiento de que el divino William es el fraude mayor y más exitoso que jamás se haya puesto en práctica con el paciente mundo…1

 Este supuesto fraude, que ya habría empezado a gestarse hace más de tres siglos, adquirió especial relevancia a partir de 1840 con la creación de la “Shakespeare Society”, sociedad que se encargó de dirigir la estrategia de defensa de la candidatura del personaje de Stratford.

 La importancia histórica que la figura de Shakespeare supone para el mundo de la literatura universal, acompañada por la virulenta campaña liderada por los portavoces de su candidatura, ha supuesto que los organismos oficiales no se queden al margen del asunto. La propuesta stratfordiana 2 se ha convertido en la verdad oficial y ha sido adoptada por la mayoría de las instituciones y organismos oficiales.

 Los motivos principales para defender al candidato de Stratford parecen claros, se trata de mantener el statu quo actual y preservar los importantes intereses creados alrededor de la figura de Shakespeare, y al tiempo, evitar​ el bochornoso asunto que supone enfrentarse a una revisión de la historia y a todas sus implicaciones. 

 El análisis que se expone en estas páginas está basado en las investigaciones de expertos, que en los últimos años, y de forma independiente, lejos del amparo de las instituciones oficiales, han aportado documentos y descubierto evidencias que ayudan a resolver el problema de la autoría. Estos expertos no son conocidos, sus nombres no figuran en los textos ortodoxos; sin embargo, como tendremos ocasión de comprobar, sus descubrimientos han contribuido más al conocimiento del autor y de su obra que, posiblemente, muchos de los más renombrados y laureados expertos en Shakespeare.

  Muy al contrario de lo que la corriente mayoritaria nos quiere transmitir, y para sorpresa de muchos, disponemos en la actualidad de suficientes elementos de juicio para sostener que William Shakspere 3 de Stratford no pudo ser el autor de la obra que se le atribuye. Al mismo tiempo, contamos con centenares de testimonios que aportan información sobre la identidad del autor que se esconde tras el nombre de William Shakespeare. En cualquier caso, la finalidad que se persigue con esta publicación es la de compartir información útil, clara y concisa para que cada cual pueda hacer su propia reflexión.

 Este trabajo está especialmente dirigido al colectivo universitario y, particularmente, a los estudiantes y docentes de historia y literatura, con el deseo de mostrar hasta qué punto las realidades culturales, políticas y sociales, incluso en pleno siglo XXI, pueden llegar a distorsionar el discurso de los propios historiadores.

 El caso de Shakespeare es un ejemplo perfecto para el análisis de cómo un supuesto fraude puede llegar a alcanzar las extraordinarias proporciones que el fenómeno de defensa del candidato de Stratford ostenta en la actualidad.

 Las propuestas, críticas y comentarios de los lectores son bienvenidas, estas aportaciones serán fundamentales para mantener viva esta página.

NOTAS

 

  1. Henry James, carta a Violeta Hunt, 26 de agosto, 1943. (Traducción del autor)
  1. Llamaremos indistintamente candidatura oficial, corriente principal, ortodoxia shakesperiana o stratfordiana, a aquella que respalda a William Shakspere natural de Stratford-upon-Avon.
  1. Para evitar confusiones entre el nombre del candidato de Stratford y el del autor de la obra, sea quien sea, me referiré al primero con el apellido con el que fue bautizado “Shakspere” y le añadiré, cuando considere que pueda generar duda, el nombre de su localidad de nacimiento.

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