6.2.7 Una tempestad con fuego y sin viento
A continuación se escuchan los diálogos de tripulantes y pasajeros que viajan en una embarcación que combate contra los elementos. Si buscamos menciones al viento no las encontraremos, esta tempestad no contempla viento alguno.
En la segunda escena encontramos estas palabras de Miranda:
Es ahora Ariel, el espíritu aéreo al servicio de Próspero, quien nos informa al respecto:
¡Salve, mi gran maestro! ¡Venerable señor, salve!
nadar, lanzarme al fuego, sobre nube ondulante cabalgar.
dirige a tu Ariel y sus poderes.
Espíritu, ¿ejecutaste la tempestad tal como te mandé?
Punto por punto.
en todos los camarotes puse llamas de espanto.
A veces me dividía, ardiendo en varios sitios a un tiempo:
en las vergas, el bauprés, el mastelero, ardía con fulgor
en todas partes para luego resurgir en un único fuego. El relámpago de Júpiter,
tan raudo e instantáneo. Los fuegos y estallidos estruendosos del
¡Bravo espíritu mío!
¿Hubo alguien que impávido
Ninguno dejó de sentir la fiebre de los locos, ni dejó de obrar enajenado. Con excepción de los marineros, todos se arrojaron al mar espumoso y abandonaron el barco que ardía con mi fuego. Fernando, el hijo del rey, con los pelos de punta (más juncos que pelos), fue el primero en lanzarse, gritando: «¡El infierno está vacío y aquí están todos sus demonios!»
Ariel informa a Próspero, que él, en varias ocasiones, se encargó de repartir el fuego por la embarcación.
Una lectura analítica de La Tempestad revela decenas de indicios que invitan a pensar que los acontecimientos que en ella se describen son sólo el envoltorio de un profundo discurso que nada tiene que ver con las vicisitudes de unos cortesanos que naufragan frente a una isla habitada por un mago y su hija.
Además de los marineros, que sólo tienen una frase en la obra, son el capitán y el contramaestre los únicos miembros de la tripulación que entran en escena. Si bien el primero de ellos, sólo hace dos cortas apariciones, el contramaestre, con sus diez entradas, es el personaje central de esta corta escena que sólo ocupa sesenta y cinco líneas.
A continuación se muestra un significativo pasaje que encontramos insertado en mitad de los diálogos entre tripulación y pasajeros:
Como hemos visto en el apartado dos, la plaga es un término que no sólo se refiere a la peste negra que asolaba Europa a finales del siglo XVI. Entre los escritos de los principales autores del momento descubrimos alusiones a una plaga que esconden una segunda acepción del término, la que es sinónimo de la brutal persecución ideológica que en aquel tiempo lideraba la jerarquía eclesiástica.
Hasta que se descubrió en 1925 un informe legal en el que un forense certifica la muerte instantánea de Marlowe producida, en el fragor de una reyerta, por una puñalada en un ojo, la opinión generalizada era que su muerte se debía a la plaga (the plague). La mayoría de los analistas han asociado este término con la peste negra; las evidencias, sin embargo, apuntan a que estas alusiones a «la plaga» no se refieren a la primera acepción de la palabra.
Por otro lado, el término «office» (oficio, trabajo, deber), cuando se cita en las obras firmadas por Marlowe o Shakespeare y se analiza en contexto, descubrimos que, casi invariablemente, estas citas esconden una segunda interpretación, la que relaciona «office» con el oficio eclesiástico o, dicho con otras palabras, las que asocian este término con la segunda acepción de «la plaga».
Resulta sorprendente como, desde el principio de la obra, las intervenciones de los cortesanos Gonzalo, Sebastián y Antonio manifiestan una injustificada crueldad hacia el contramaestre. Todos ellos inciden repetidamente en que el contramaestre (the boatswain) no tiene que morir ahogado, sino ahorcado.
Mucho consuelo me da este tipo.
¡Y pensar que nos roban la vida estos borrachos! 34
¡Y tu bribón, bocazas, ojalá tardaras en ahogarte diez mareas seguidas!
Las llamativas manifestaciones de odio hacia el contramaestre, así como la obsesión generalizada de que está predestinado a morir ahorcado, encierran sin duda algún mensaje.
El término «boatswain» se compone de dos sílabas: la primera, la palabra «boat/s» (barco/s) y la segunda, «swain» o «wain», cuya pronunciación sería similar a la de «swine» (cerdo) o «wine» (vino). Ambas opciones nos acercan al personaje a quien Shakespeare dedica los crueles comentarios de Gonzalo, Sebastian y Antonio.
El desalmado personaje al que Marlowe dedica el personaje de Itamar en el Judío de Malta, parece cobrar vida de nuevo en La Tempestad. «Boat-Swine» (el cerdo del barco), bien podría ser el apodo que Shakespeare dedica al contramaestre, oficial a las órdenes del arzobispo Whitgift, encargado de llevar el timón en la destrucción conocida como la Hoguera de los Obispos. Sebastián se refiere al contramaestre como: «… vociferante perro blasfemo y desalmado», no sería muy coherente interpretar esta frase como un capricho del autor, pues el análisis de la obra de Shakespeare no revela insultos gratuitos.
Los diálogos referidos a la horca de esta primera escena nos invitan a trasladarnos a Tyburn en 1594. El argumento de la balada compuesta tras la muerte de Richard Baines (ver apartado 4) podría ser el referido cable (según cita Gonzalo en el diálogo anterior), que ayudaría a poner al descubierto la identidad de Shakespeare.
El despiadado y blasfemo libelo firmado por Richard Baines (que firma como Richard Bames), fue elaborado para difamar a Marlowe y es conocido como «la nota de Baines». 35 En dicha nota se enumeran dieciocho transgresiones de las normas vigentes que, según Baines, debemos atribuir a Marlowe. Todas suponen el descrédito de su autor, pues reflejan pensamientos, actos obscenos o anticlericales, o defienden ideas que contravienen las doctrinas impuestas. Tras la enumeración de estos conceptos, la nota añade a modo de colofón, algunas reflexiones. Destacamos por su trascendencia, la siguiente:
Se podría decir que, desde hace tres siglos, el discurso de los representantes de la ortodoxia, cimentado con la complicidad de una mayoría silenciosa, parece seguir la recomendación de este desalmado personaje, autor confeso de intentar causar una masacre.
Estas palabras en boca del «Boat–swine» parecen guardar relación con la mostrada reflexión extraída de la nota. Nótese la semejanza entre las palabras «wain» y «Baines»; su pronunciación las asemeja aún más.
«Lay her a-hold, a-hold! set her two courses off to sea again; lay her off.»
¡Calladla, calladla! ¡Dirigid sus dos vertientes mar adentro! ¡Abandonadla!
La intención que esconden estas expresiones, más que instrucciones a la marinería para que maniobren la embarcación, parece ir dirigida a callar la lengua del propio Marlowe donde «sus dos vertientes» (her two courses) revela una insinuación a la doble lectura que encierran sus obras.
Los marineros en La Tempestad, entran en escena, formulan una frase y salen. La puesta en escena señala «wet mariners»; esta palabra «wet», además de su acepción habitual, «mojado/s», también es sinónimo de «embobados o faltos de carácter»; este es su discurso:
¡Todo se ha perdido! ¡Recemos, recemos! ¡Todo se ha perdido!
Esta insólita manera de presentar a la tripulación mientras su barco atraviesa un temporal, más parece una sutil invitación a imaginar un grupo de pasmados sacerdotes contemplando la destrucción causada por la Hoguera de los Obispos, que a unos marineros enfrentándose a una tempestad.
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NOTAS
Othelo (3,3, 274-281)
32. Como es, hasta cierto punto, comprensible, las traducciones al español de Shakespeare y Marlowe, cuando tienen que elegir entre varias acepciones de palabras o frases que aceptan varios significados, se decantan por la menos comprometida, aquella que desde hace siglos vienen intentando imponer los que dictan la norma en el tema de la autoría de Shakespeare. Además de la polisemia de «plaga» y «oficio», en la expresión «the weather of our office», el término weather no guarda relación con la meteorología; parece mucho más adecuada su traducción con otra de sus acepciones, aquella que es sinónimo de «desgastar».
33. La liturgia de las horas, llamada también “oficio divino” o simplemente “oficio” (en inglés “office”), es el conjunto de oraciones oficiales de las iglesia católica, ortodoxa y anglicana.
34. Esta cita: We are merely cheated of our lives by drunkards, (¡Y pensar que nos roban la vida estos borrachos!) está probablemente relacionada con la palabra «Boats-wain»; la pronunciación de esta segunda sílaba es igual a la de «wine» : «vino».
35. Se adjunta la «Nota de Baines» en el apéndice C .
36. El término «wet», además de húmedo, se puede traducir como bobalicón o falto de carácter. Esta segunda acepción nos permite comprender la insólita función que cumplen estos «marineros».
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Ojalá te conviertas en la página en español de referencia de la Teoría Marlowe y vayan saliendo nuevos hallazgos. Calvin Hoffman escribió artículos y diferentes obras sobre esta temática, la más famosa: «The Murder of the Man Who Was Shakespeare» (1955) hay sí hay muchísimos paralelismos que habría que investigar como pasajes de la vida de Marlowe. Además J. M Robertson buscó pruebas del ingenio de Marlowe en Romeo y Julieta, La comedia de las equivocaciones, Julio Cesar,o en Ricardo III .