2.6 ¿A quién describen las dedicatorias?

 

2.6  ¿A QUIÉN  DESCRIBEN LAS DEDICATORIAS?

 Tras analizar los argumentos que soportan al autor de Stratford comprobamos que tres de los pilares donde se asienta la verdad stratfordiana no tienen apenas consistencia. Como hemos visto, la biografía del candidato de Stratford no presenta ninguna relación con la literatura o con la obra de Shakespeare; su nombre no coincide con el del autor; tampoco las dedicatorias del First Folio, y el resto de publicaciones de la obra de Shakespeare, aportan evidencias que den solidez a la candidatura stratfordiana.

 Cuando hacemos una lectura analítica de las dedicatorias descubrimos, que lo que aparentemente se dice sobre el autor, no encaja con lo que surge entre líneas. El mensaje subyacente contiene una constante llamada de atención al lector acompañada de una gran cantidad de información reveladora.

 Tanto los diseñadores de los grabados como los autores de las dedicatorias pusieron lo mejor de su ingenio para, sin dejar de mencionar el nombre tras el que se esconde el autor, ir aportando datos sobre su verdadera identidad.

 Los testimonios a favor de William de Stratford, como son la dedicatoria de Hemmings y Condell y la expresión de Digges «por fin tus piadosos amigos…», que son imprescindibles para sostenerle como testaferro, no sólo se encuentran enmarcados entre advertencias sobre una posible confusión de identidades, sino que el autor que se describe en las dedicatorias es incompatible con el candidato de Stratford.

 Tras comprobar la inconsistencia de los argumentos que supuestamente defienden la causa stratfordiana, el contundente discurso de sus portavoces proclamando que no hay motivos para dudar, más parece un intento de imposición de su propuesta, que una manifestación sincera amparada en evidencias comprobables.

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