La Tempestad: Prólogo y epílogo de la obra de Shakespeare
«La autoría de Shakespeare»
Además de ser la obra que encabeza el First Folio,1 La Tempestad está considerada como la última composición que se atribuye en exclusividad a Shakespeare. Su primera representación, que se celebró en el palacio Whitehall ante el rey Jacobo I, tuvo lugar el 1 de noviembre de 1611, precisamente el día en que se celebra a los difuntos.
No se han encontrado fuentes que hayan podido servir al autor como inspiración, lo que nos permite aventurar que se trata de una de sus creaciones más personales. Lo que Shakespeare pudiera tener en mente cuando escribió La Tempestad es, según la mayoría de los expertos representantes de la ortodoxia, todo un enigma.
Próspero da vida a un mago que es traicionado por su hermano, despojado de todas sus riquezas y abandonado a su suerte en un bote sin aparejo. Aunque el resto del mundo le cree muerto, consigue arribar a una isla desierta donde, con la ayuda de sus artes mágicas, se dedica a educar a su única hija: Miranda.
Después de más veinte años de dedicación, la pluma de Shakespeare nos deja una trascendental obra lírica y, al menos, treinta seis obras dramáticas donde el autor desgrana con deslumbrante intensidad el complejo abanico de virtudes y vilezas que conforman la condición humana. Algunos de los más lúcidos y conmovedores soliloquios jamás concebidos enmarcan su producción, lo que podría dar pie a pensar que quizá el relato de Próspero adolezca de la fuerza y trascendencia que cabría esperar como broche final de tan brillante carrera.
En el sentido epílogo que pone fin a esta narración, el autor se dirige directamente al espectador a través de la boca de Próspero: su empeño fue siempre el de agradar, ha perdonado «al traidor» y ahora solicita el perdón del público al que pide «libradme de mis ataduras»…, sugerente ofrecimiento para buscar el trasfondo de la obra.
El escritor Javier Marías refiriéndose a Shakespeare comenta:
Shakespeare, entre tantísimas otras, posee una característica extraña; al leérselo o escuchárselo, se lo comprende sin demasiadas dificultades, o el encantamiento en que nos envuelve nos obliga a seguir adelante. Pero si uno se detiene a mirar mejor, o a analizar frases que ha comprendido en primera instancia, se percata a menudo de que no siempre las entiende, de que resultan enigmáticas, de que contienen más de lo que dicen, o de que, además de decir lo que dicen, dejan flotando en el aire una niebla de sentidos y posibilidades, de resonancias y ecos, de ambigüedades y contradicciones; de que no se agotan ni se acaban en su propia formulación, ni por lo tanto en lo escrito.2
Esta característica descrita por Marías resulta particularmente patente en algunos pasajes de sus grandes tragedias. Las disertaciones de Macbeth cuando visualiza el puñal con que dará muerte a Duncan, las lamentaciones de Casio tras su reputación perdida, las advertencias del fantasma del rey Hamlet o los monólogos del príncipe de Dinamarca, cuando les prestamos atención, se instalan en nuestro intelecto alentando veladas interpretaciones.
El azar ha querido que algunos de los enemigos de Próspero, que procedentes de Túnez tras la celebración de la boda de Claribel, hija del Rey de Nápoles, naveguen por aguas próximas. El mago aprovechará este evento para poner en práctica sus artes mágicas y atraerlos a su isla donde orquestará su venganza.
La primera escena describe el naufragio de la nave en la que viajan junto a Alonso el rey de Nápoles y su hijo Ferdinand, Sebastián, el hermano del rey y Antonio, hermano de Próspero y usurpador del ducado de Milán. En la segunda, el autor va poniendo a nuestra disposición los elementos necesarios para que desentrañemos la identidad que se esconde detrás de los personajes que la protagonizan. Esta segunda escena presenta a los personajes centrales de la obra: Próspero y su hija Miranda.
Próspero explica a Miranda que el naufragio provocado por su magia no ha causado ningún sufrimiento, a continuación decide que ha llegado el momento de que su hija sepa quién es:
Más adelante, en esta misma escena, descubrimos que la niña nunca ha visto a nadie exceptuando a Próspero, Cáliban y, más tarde, Ferdinand. Todo lo que Miranda sabe lo conoce por su padre; estos detalles invitan a pensar que Miranda es algo más que la hija de un mago.
Estas palabras de Miranda contienen una velada referencia (este tipo de comentarios no se podían plantear de ninguna otra manera) a As You Like It, obra que había sido inscrita en el Stationers Register en 1600 y que fue marcada por la censura (the bootless Inquisition) con un: «To Be Stayed» (No Pasa). Esta debió ser la causa fundamental para que tuvieran que transcurrir veintitrés años hasta que, con la aparición del First Folio, esta comedia satírica pudiera por fin publicarse. As You Like It (Como Gustéis) contiene, además de una gran cantidad de elementos biográficos, una aguda crítica al régimen imperante y, en especial, a la reciente persecución a los autores de sátiras que se burlaban del orden establecido.5 Parece evidente que esta lectura no pasó desapercibida a los ojos de los encargados de la censura.
El autor especifica y repite «doce años» y lo volverá a hacer más adelante. Esta cifra no es baladí sino un dato que parece encerrar un importante significado.
Toda la obra dramática de Shakespeare, con la posible excepción de Hamlet, fue escrita con la intención fundamental de su representación. Cuando Shakespeare habla de los doce años que han pasado, se lo está diciendo al público que contempla la representación. Doce años es el intervalo de tiempo transcurrido desde la quema de libros organizada por el obispo de Londres y el arzobispo de Canterbury en 1599, conocida como «Bishops’ Ban o Bishop’s Bonfire», y el estreno de La Tempestad. En dicha quema se destruyeron, entre otras muchas, la traducción que Marlowe realizó de Los Amores de Ovidio y también su Tragedia de Dido Reina de Cartago (publicada en 1594 donde la firma de Marlowe aparecía junto a la de Thomas Nashe, autor al que fueron prohibidas y quemadas todas sus obras).
La legislación promulgada mientras ardían los libros en la «hoguera de los obispos» supuso, además de la prohibición de la publicación de textos satíricos y epigramas que no tuvieran autorización expresa del tribunal inquisitorial de la Star Chamber, la creación de una implacable censura. La libertad de expresión era en aquellos tiempos sólo una utopía, todos los autores del momento se vieron afectados por este recrudecimiento de la ya opresiva norma; el propio Shakespeare volverá a mencionar esta «prohibición de los obispos» en, al menos, dos obras más: As You Like It y Hamlet.
No hay duda de que el «Bishops’ Ban» dejó una importante huella en el autor de Hamlet. Si queremos entender los mensajes biográficos que contiene la obra de Shakespeare no podemos pasar por alto aquellos que, de forma reiterativa, encontramos en su legado.
Próspero, que se presenta como duque de Milán, nos cuenta que su ducado lo componen sus libros:
Me, poor man, my library was dukedom large enough. (2,1,110)
Yo, pobre de mi, mis libros componían mi ducado.
El nombre de Próspero, adjetivo cuyo significado coincide con el de Fausto, es una de los muchas coincidencias que encontramos entre esta obra y aquella escrita por Christopher Marlowe cuyo título original es: The Tragical History of the Life and Death of Doctor Faustus (La Trágica Historia de la Vida y la Muerte del Doctor Fausto).
En su obra Marlowe’s Ghost, the Blacklisting of the Man who was Shakespeare (El Fantasma de Marlowe, la Inclusión en la Lista Negra del Hombre que era Shakespeare), Daryl Pinksen se refiere así al paralelismo entre ambas obras y el carácter metafórico de La Tempestad:
El interés por el futuro de una hija única y la preocupación paterna ante los pretendientes que la cortejan es uno de los tópicos que más se repite en el argumentario del canon de Shakespeare, Los Dos Caballeros de Verona, Las Alegres Comadres de Windsor y Mucho ruido y Pocas Nueces son sólo tres ejemplos de ello. Una lectura ecuánime de La Tempestad nos descubre que Miranda, además de ser la hija de un mago, es una representación simbólica de la obra de un autor desprestigiado. Contemplar la posibilidad de la autoría desde la perspectiva de un candidato que, como Marlowe, pudo haberse visto obligado a renunciar a su propio nombre, debería formar parte de cualquier investigación que pretenda ser objetiva.
La posible identidad del personaje Cáliban ha generado multitud de escritos y teorías. Cáliban se nos presenta como un monstruo hijo de una bruja, deforme, maloliente y malvado que despierta los peores sentimientos en Próspero, alter ego del autor. En próximos capítulos al analizar As You Like It y Hamlet, constataremos que son estos mismos sentimientos los que acompañan a las repetidas referencias al todopoderoso arzobispo Whitgift. John Whitgift llegó a alcanzar tanto poder en la última década del siglo XVI que, incluso, eclipsó a la propia reina Isabel.
El experto investigador Alex Jack, autor de varías obras sobre la autoría de Shakespeare, presenta de esta manera al que fuera arzobispo de Canterbury:
Whitgift, personaje casi desconocido en la actualidad, fue en su momento el hombre más odiado y temido de Inglaterra. Para las primeras generaciones de ingleses que se instalaron en América fue recordado como un tirano de proporciones bíblicas cuyos movimientos de persecución religiosa pusieron en marcha el éxodo de peregrinos y puritanos.7
Whitgift fue también implacable con los librepensadores. La detención y, más que probable, tortura de Thomas Kyd, así como la citación de Marlowe ante la Corte de la Inquisición apenas doce días antes de su supuesta muerte, fueron también orquestadas por este siniestro personaje.
La función principal que Próspero otorga a Cáliban es la de portar leña y encender el fuego.
La frase «serves in offices» podría estar indicando que el personaje interpretado por Cáliban es un representante del clero. La liturgia de las horas, llamada también «oficio divino» o simplemente «oficio» (en inglés «office»), es el conjunto de oraciones oficiales de las iglesias católica, ortodoxa y anglicana.
En el tercer acto Cáliban propone a Trínculo y Stephano un plan para acabar con Próspero:
La máxima autoridad tras la «hoguera de los obispos», también conocida como «Bishops’ Ban» (Prohibición de los Obispos) fue el arzobispo Whitgift, jefe indiscutible de la inquisición isabelina. Incluso el propio nombre de Cáliban incluye el término «ban» (prohibición).
El rastro que va marcando la obra pone al descubierto que el personaje real que genera este profundo sentimiento de odio en su creador es el mencionado arzobispo Whitgift, personaje recurrente a lo largo de la obra shakesperiana.
Alex Jack, en su obra Hamlet by Christopher Marlowe and William Shakespeare (2005), comenta:
No hay una correspondencia perfecta entre los personajes que se describen en las obras y los acontecimientos y personas de la vida real. Como en cualquier obra literaria, sus actores están hilados a partir de vivencias autobiográficas a los que el autor, consciente o inconscientemente, va dando forma. Estos caracteres están influenciados también por el tema y la forma en que se desarrolla la obra.8
Los demás personajes descritos en el relato como Gonzalo, el amigo que presta ayuda a Próspero en su precipitado viaje al destierro; Alonso, rey de Nápoles y su inveterado enemigo o Ferdinand, a quien termina entregando la mano de su hija, invitan a ser analizados también desde una perspectiva biográfica. Si lo hacemos considerando la autoría de Marlowe, comprobaremos que cobran tanto sentido como lo hace todo el resto de la obra firmada por Shakespeare, incluidos sus reveladores y evidentemente biográficos sonetos.
En el último acto de La Tempestad, Próspero recupera su ducado y renuncia a seguir utilizando su magia:
Esta enigmática frase de Próspero, que casi pone fin a la obra, invita también a la reflexión:
Tras reconciliarse con los viajeros del barco naufragado, Próspero les invita a pasar la única noche en su celda, pues toda la trama se desarrolla en un solo día. Allí dedicará una buena parte del tiempo a contarles la historia de su vida.
El mago se despide con este sentido epílogo:
The Tempest, Epilogue:
Spoken By Prospero
Recitado por Próspero
William Shakspere de Stratford se nos presenta como el autor indiscutible de la obra shakesperiana. La ortodoxia concentra sus esfuerzos en negar lo evidente y disipar cualquier duda que pueda dar cabida a otros posibles candidatos. La mutilación stratfordiana, no sólo limita nuestras posibilidades de disfrutar de la lectura de La Tempestad, también nos aleja de la disposición idónea para comprender el trascendental mensaje que la inigualable pluma de Shakespeare pone a nuestra disposición.
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NOTAS
- First Folio es el nombre con el que ha pasado a la historia el volumen que apareció publicado en 1623 y donde se publica por primera vez un compendio de la obra de Shakespeare (ver capítulo 2).
- Extracto del artículo de Javier Marías titulado «Shakespeare el mayor inspirador» publicado en El País el 14 de abril de 2014.
- De acuerdo con el OED el término «cell» es sinónimo de celda, este término proviene del francés antiguo «celle» y del «cella» latino que se refería a la pequeña cámara donde se escondía la imagen de culto en los antiguos templos romanos y griegos. Tanto la obra de Shakespeare como la de Marlowe contiene los términos «hut y hovel», que son sinónimo de choza o «cavern» que lo es de caverna o cueva. Cuando empezamos a comprender esta obra, la elección de «cell» no parece casual.
- Versión del autor de estas líneas en la que el término «Inquisition» se traduce como «inquisición», acepción referida al tribunal eclesiástico caracterizado por su extremismo religioso y por su extensivo uso de la tortura. Esta acepción aparece en todos los diccionarios.
- Alex Jack, As You Like It By Christopher Marlowe and William Shakespeare. Ambar Waves. Massachusetts, 2013. Esta obra, junto con Hamlet del mismo autor es, con toda probabilidad, lo más esclarecedor que se ha publicado hasta la fecha sobre el profundo contenido de las obras dramáticas de Shakespeare.
- Daryl Pinksen, Marlowe’s Ghost, The blacklisting of the man who was Shakespeare. iUniverse, 2008. Página 140. Traducción del autor.
- Alex Jack, Hamlet by Christopher Marlowe and William Shakespeare. Ambar Waves. Massachusetts, 2005. Página 25. Traducción del autor.
- Alex Jack, Hamlet by Christopher Marlowe and William Shakespeare. Ambar Waves. Massachusetts, 2005. Página 25. Traducción del autor.
Un autor suele reincidir en los temas que le han afectado íntimamente en su vida. El problema de Shakespeare,o hasta ahora su grandeza, es que se preocupara de temas virtualmente ajenos y con una asepsia sobrehumana,como si apenas tomara partido. Eran problemas que sí podían preocupar naturalmente a Marlowe.
Yo aún diría más, si aceptamos al negociante de Stratford como autor, nos encontramos ante un escritor completamente ajeno a los avatares de su propia existencia que, sin embargo, ha asumido la identidad de otro autor. ¿De que otra manera se pueden explicar los centenares de alusiones a la vida y la obra del poeta de Canterbury que abundan en el corpus de Shakespeare? ¿Cómo se puede entender el dolor existencial del autor de Hamlet y de Los Sonetos de Shake-Speare desde la perspectiva que muestra la biografía de William de Stratford?